La ecuación vital de Irene Villa se ha resuelto con la acumulación de valores positivos. Tantos como para dejar atrás aquel atentado de ETA que se llevó por delante sus dos piernas y tres dedos de la mano izquierda, y que casi mata a su madre. Con la infancia rota, podría haberse hundido pero no ha sido así. Ayer visitó el Colegio Europa, en un acto que sirvió para inaugurar el curso escolar. Con sus palabras y su enorme sonrisa inyectó valores y moral en la vuelta al cole de los alumnos. En incrementarla entre los estudiantes le ayudó la escritora y empresaria Sonia Díez.
«En aquella época necesité ayuda psicológica. Por eso estudié después psicología y ayudo a víctimas de cualquier tipo de violencia. Es esencial. Luego estudié dos carreras más y competí en varios deportes», contó ante un auditorio expectante y asombrado. Realizó algunas actividades físicas incluso contra pronósticos y consejos. «Basta que te digan que no puedes hacer esto para que yo vaya con todo». Actualmente ofrece ayuda psicológica, ante cualquier tipo de violencia y está convencida de que su nombre, que significa paz en griego, no se lo pusieron por casualidad. Enfrenta la vida con humor, incluso asume los chistes macabros que circulan en redes sociales sobre ella. A lo sumo le inquieta que aparezcan cuando sus hijos buscan su nombre en internet. Perdona, y lo ha hecho públicamente, a quien los cuenta, aunque eso le valió en su momento cientos de criticas. Ella sin embargo tiene su «filosofía de vida». «A mí no me hace daño quien quiere, sino quien puede. Me río del chiste si quiero», aseguró.
Impresionados
Principalmente, a esta mujer le gusta «ser feliz, reírme de mi misma y que mis hijos sean libres y felices». Tiene tres. Y disfruta cada segundo que puede, porque el atentado terrorista le enseñó el valor de la vida. «Si no me dolió en la adolescencia, que era rebelde, irascible, sensible y vulnerable, como me va a doler ahora con 40 años?», lanzó.
Impresionados
Principalmente, a esta mujer le gusta «ser feliz, reírme de mi misma y que mis hijos sean libres y felices». Tiene tres. Y disfruta cada segundo que puede, porque el atentado terrorista le enseñó el valor de la vida. «Si no me dolió en la adolescencia, que era rebelde, irascible, sensible y vulnerable, como me va a doler ahora con 40 años?», lanzó.
Sus palabras causaron impresión entre los alumnos. Entre ellos, Inés Saldaña e Íñigo Solla: «Aporta mucha energía. Es una chica que ha luchado mucho a lo largo de su vida», resaltaron estos estudiantes de segundo de Bachiller. La energía positiva en la sala no descendió. Tras Villa intervino Sonia Díez, escritora y empresaria. Ella es contraria a la expresión de «la vuelta al cole». «Empezar las clases con buenos augurios es lo que corresponde», dijo Saldaña, que defendió que «aprender es la actividad más genuinamente humana que tenemos». «Es algo apasionante. Si n ellas esta especie no hubiese evolucionado», concluyó.